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viernes, 25 de septiembre de 2020

Mentiras o Verdades

Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Literalmente. Esta afirmación es, en realidad, un dicho que forma parte del refranero popular español que ha pasado de generación en generación.
Lo que realmente es. Una generalidad que no es completamente fiel a la realidad. ¿Por qué? Porque, a pesar de ese halo de inocencia que los envuelve, los niños son bastante conscientes de sus actos, de lo que hacen y de lo que dicen. Y cuando niegan o aseguran algo que no es verdad suelen hacerlo con conocimiento de causa. "Los niños mienten con intención cuando quieren evitar un castigo, demostrar algo o llamar la atención. Hasta los siete años no tienen claro qué es realidad y qué ficción, confunden lo que les gustaría con lo que realmente es. Pero a partir de los siete u ocho años aprenden a diferenciar y lo usan en función de sus intereses. Es decir, que efectivamente mienten cuando les conviene", asegura a ICON Ana Isabel Martínez Lafuente, psicopedagoga y terapeuta de psicomotricidad en la clínica madrileña Estudio 22.
Por su parte, los borrachos tampoco son el adalid de la sinceridad. Que los sentimientos se expresen con mayor libertad bajo los efectos del alcohol no quiere decir que estos sean sinceros siempre. Es más, es muy fácil que una persona alcoholizada tienda a hacer promesas falsas y a decir cosas que no son ciertas. Esto se debe a que el lóbulo frontal del cerebro, el encargado, entre otras cosas, de que mantengamos el juicio, pierde sus capacidades cuando se produce una ingesta de alcohol masiva. "Lo que ocurre es que el alcohol ayuda a las personas más tímidas o con dificultad para sociabilizar y desinhibirse. Esto hace que a la hora de mantener una conversación se tienda a soltar más información de la que se daría de no estar bajo los efectos del alcohol. Sin embargo, el grado de concienciación, el que nos permite controlar qué decir y cómo decirlo, se mantiene. Por lo tanto, seguimos teniendo la capacidad de mentir cuando bebemos", nos explica María Hurtado, psicóloga clínica de AGS Psicólogos Madrid.

Resumen ni los borrachos ni los niños dicen la verdad, los niños mienten cuando les conviene y los borrachos no saben lo que dicen por eso hacen promesas que nunca cumplen.

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